KRUDDÖ

(Iluntasunetik Argira)

7´5/10

 

 

Pese a surgir de forma paralela a las bandas de las cuales provienen sus componentes Kruddö no ha tardado en convertirse en una prioridad para Jon Ander Santamaria y Txaber Miravalles. El primero procedente de bandas como Atlantida o Cäctus y el segundo de Niketz, bandas que en el momento en el que recibo este disco quedan aparcadas para ellos. Y si bien siempre da pena que un camino termine, por otro lado es una alegría que empiece otro que guarda cierta esencia de esos grupos previos. Puede ser más claro en el caso de Txaber, que se hace cargo de  guitarra y voz, sin poder evitar que la personalidad de Niketz se venga a la cabeza. Sin embargo, en este grupo se prescinde del bajo, teniendo solo tras de esa guitarra y esa voz la batería potentísima de Santa.

Si bien la banda venía con la etiqueta de Stoner, lo cierto es que no les define del todo, contando con un toque muy grunge a su vez. Puede que Queen Of The Sone Age sea la referencia internacional más cercana para ellos, con un sonido alternativo y grueso. Y tiene mérito que pese a prescindir de un bajo la guitarra de Txaber lo supla con una afinación tan grave, como de entrada escuchamos en “Dr. Schultz”, que entra muy árido con la guitarra en solitario antes de explosionar en un tema que cuenta con algunas secuencias que hacen el sonido de la banda más pesado en este caso. Sin embargo, no tardamos en apreciar en “Iluntasunetik Argira” que la banda no se queda en terrenos tan pantanosos, pasando por temas más agiles como este o “Antiheroiak”, que puede resultar incluso accesible para un público más general que, si además aprecia ese carácter especial que da el euskera, pueden encontrar en estas canciones elementos más que adictivos.

Y es que el dúo ofrece la versatilidad que apreciamos en “Rock School” o un “Deabruarekin Dantzan” que no repiten en ningún sentido esquemas, aunque eludan meter nada más que lo necesario. Es decir, no hay punteos extra ni nada que no esté a disposición de hacer de la escucha algo directo y sin miramientos. Se llaman Kruddö por algo. Sin embargo vemos que esa guitarra traza figuras muy diferentes, que la voz saca de sus registros más o menos rasgados o más o menos profundos muchos matices, mientras que la batería es una apisonadora que suena con crudeza y naturalidad. Y todo hecho por ellos mismos de forma artesanal, pero con un resultado contundente a tener muy en cuenta, recogiendo la experiencia de su pasado musical y dándole rienda suelta en un nuevo grupo tan libre como personal.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)