THE ARISTOCRATS

3 – 02 – 20

Bilbao (Kafe Antzokia)

 

 

Nunca he estado demasiado de acuerdo con eso de que una banda se cree para hacer música para músicos, aunque puede que el caso de The Aristocrats sea uno de los que más se aproxime a esa definición. Normal que entre el público nos encontráramos con un buen puñado de músicos de la escena vizcaína que tomarían buena nota de hasta qué punto se puede llevar el virtuosismo. Porque The Aristocrats son uno de los grupos que a nivel internacional más lejos han podido llevar esa condición técnica que impresiona cuando puedes ver en directo la perfección y la solvencia con la que son capaces de ejecutar hasta el más enrevesado de los pasajes.

El trío instrumental compuesto por Guthrie Govan en la guitarra, Bryan Beller en el bajo y Marco Minnemann en la batería nos brindó dos horas y cuarto de actuación, de la cual probablemente una media hora sería dedicada a las curiosas y largas presentaciones de cada uno de los temas que indistintamente cada uno de los músicos iría realizando. Tocaron mucho y bien, sin estrés a la hora de departir con los presentes con total cercanía, como entre amigos. Eso sí, se pidió que no se hicieran fotos con el móvil durante el concierto.

Entraron a escena con la locura de “Blues Fuckers”, con una destreza para no perderse nota entre ese continuo y abrupto trayecto que daría paso a “D-Grade Fuck Movie Jam” de su nuevo disco “You Know What…?’”. Tras la larga presentación de Guthrie Govan, no del todo comprendida por un personal que no acababa de enterarse de lo que nos contaba el guitarrista, seguirían con ese nuevo disco con “Spanish Eddie”, con destellos flamencos. Otro de los palos que pueden tocar unos músicos que pueden darle a su música el color que deseen. Vamos, que la impresión no solo es por lo mucho que tocan, el cómo también es importante. Sin el enfoque de su naturalidad acompañando a la técnica en una determinada proporción el concierto se podría hacer muy frío, algo que considero no pasó.

La banda surca por laberínticos pasajes jazzísticos en temas como “When We All Come Together”, dando una mayor pausa al concierto en “The Ballad Of Bonnie And Clyde”, que tira de una melodía más remarcada para que un público menos especializado pueda captar que dentro de esta demostración de condiciones musicales no deja de haber un espacio para conectar con aquel al que simplemente la música le entre por los oídos como un cúmulo de sensaciones, no como una especie de malabarismo musical al que The Aristocrats se acerca en no pocos momentos. Y por qué no decir que cuando se acercan a eso también resulta ser espectacular disfrutar en directo de semejantes portentos.

Y si de espectacularidad hay que hablar el solo de batería de Marco Minnemann mediado “Get It Like That” fue probablemente el punto álgido en cuanto a demostración de condiciones. Este hombre es capaz de chascar las baquetas mientras toca platos, caja, bombos, timbales… Llegó dentro de un tema que por otro lado también me pareció de los momentos destacados, terminando con un gracioso juego entre el batería y el bajista, el primero haciendo sonar sobre el micro un cerdito de goma y el segundo haciendo lo propio con un muñeco con forma de pollo que le sucedía en ese sonido estridente, para carcajada generalizada. Hasta puntos sarcásticos como este los hacían sonar bien estos maestros.

En el relajado “Last Orders”, tanto guitarrista como bajista se sentarían en una silla para las partes más sutiles y relajadas, pero con una cantidad de detalles a la hora de jugar con la tensión de las cuerdas alucinantes. No me pidáis que os hable de técnicas, ya que mi percepción es como oyente y no como músico. Pero sin dedicarme a un instrumento me encandiló tanto la forma de tocar como lo que transmitió la banda en momentos como este. De hecho, en este último tramo hubo temas con la intensidad del blusero “The Kentucky Meat Shower”.

“Desert Tornado” inyectaba un plus de fuerza a la descarga, dando paso a un “Flatands” con unos elegantes y sutiles acordes entre los cuales se lució un excelente Guthrie Govan que en esta parte de concierto parecía ir ganando más protagonismo con una guitarra a la que le seguía sacando matices.

Con la banda despidiéndose y ya con la foto final realizada regresaron a sus posiciones para ofrecer un tema más, para el que nos pidieron acompañarles coreando una melodía que dio mucho juego, separando a la sala en diferentes partes y alternando registros más o menos graves del personal. Eso ocurrió con “Smuggler´s Corridor”, con el que este virtuoso trío instrumental daba por finalizada una descarga de la que no cabe menos que salir impresionado.

Antonio Refoyo (antonio@lamiradanegra.es)