CRÓNICA: IRON SAVIOR + DRAGONHAMMER + AQUELARRE

IRON SAVIOR + DRAGONHAMMER + AQUELARRE

13 – 12 – 19

Burgos (La Ciudadela)

La gente del programa de radio La Puerta de Gehena y de Zurbarán Rock, festival que viene realizándose con unos tremendos carteles en los últimos años en la capital burgalesa, organizaron esta llegada de Iron Savior a La Ciudadela. Una sala ubicada en pleno mirador del Parque Del Castillo que a través de su cristalera nos permitía disfrutar de la preciosa vista de la ciudad simplemente mirando hacia el otro lado del escenario. Un emplazamiento muy especial para ver este cartel al que se sumaban los gallegos Aquelarre y los Italianos Dragonhammer.

Con una sala que superaría con creces, según mi estimación, el centenar de asistentes, Aquelarre se encargaron de abrir la noche. Una noche que parecía aciaga en cuanto al sonido y problemas técnicos. Con ellos lidiaron los gallegos sacando finalmente adelante esta actuación que podríamos catalogar de nula. Y es que es complicado que nos hagamos una idea real de lo que es el grupo en directo ante todos los percances sufridos a nivel sonoro y también con una de las guitarras de la que por algún momento tuvieron que prescindir.

Precisamente las guitarras fueron las grandes damnificadas de un embarullado sonido en el que apenas sí podíamos distinguir un teclado que se intuía de gran calidad y que se despachó con buenos solos en “Aurora”, a pesar de no poder brillar a la altura que merecería la banda.

Tras presentar algunos temas de su más reciente obra y a mi modo de ver de consagración de la banda, “Suevia”, sin  olvidar algún tema de “Tempo”, la banda conseguiría acabar la actuación con dignidad con temas como “Heroína”, el festivo y coreado “Guardían”, de su debut “Requiescat In Pace”, o temazos de su más reciente obra como “Romasanta”, donde la banda deja patente la evolución de su power metal hacia un terreno más amplio donde Icko Viqueira en la voz se atreve con registros agresivos, y un final “Suevia” enarbolando su bandera y con pirotecnia incluida con espectacular resultado.

Lástima que las condiciones con las que se encontraron Aquelarre no hicieran justicia a la ascendente trayectoria de la banda y de la que tan solo nos quedamos con ese arreón final que si no salvó los muebles, al menos dejó que claro la confianza que la banda nos ha ido dando a lo largo de su carrera está más que justificada, aplazando un veredicto sobre su directo para una futura ocasión menos accidentada que esta.

Los problemas técnicos y sonoros también amenazaron al actuación de los italianos Dragonhammer, quienes tras retrasar bastante el arranque de su actuación no dudaron en parar el concierto el tiempo necesario tras arrancar con “Eye Of The Storm”, de su cuarta referencia “Obscurity” que esa noche presentaban en La Ciudadela.

La espera se hizo larga, pero para no caer en los mismos errores que sus predecesores el grupo se tomaría su tiempo poniendo a prueba la paciencia del personal haciendo finalmente una actuación cuando menos decorosa. Valorable teniendo en cuenta que los cambios han sido tónica habitual, llegando a esta gira con las entradas recientes del guitarrista Alessandro Mancini y el vocalista Luca Micioni y tan solo con el bajista Gae Amodio como miembro original.

Una vez retomada la actuación con “Seek In The Ice” no pararon de brindar temas de doble bombo a saco, con grandes melodías y un trenzado trabajo de guitarras empastado con unos teclados que en esta ocasión serían disparados, aunque en su web aparece Giulio Cattivera como teclista de la formación, quien no apareció en el escenario esta noche.

Tras temas mayoritariamente de su nueva obra como “Fighting The Beast”, “Children Of The Sun” u “Oscurity” llegábamos a los finales “Blood In The Sky” y el homónimo “Dragonhammer”, zanjando una actuación en la que quedó patente que estos tipos, que no eluden el estilo más prototípico del power metal desde su propia denominación, son una buena banda para quien precisamente siga demandando lo que ellos ofrecen bajo unos patrones tan claros.

Con un cambio de escenario rapidísimo y lejos de los problemas de los dos teloneros de la noche, Iron Savior nos brindaron un recital de heavy metal alemán de gran altura. Es verdad que la banda no goza de la popularidad que en un principio tuvo con figuras en sus filas como Thomen Stauch de Blind Guardian o Kai Hansen de Gamma Ray y Helloween y que la coyuntura también ha cambiado para un estilo que tampoco está en el mismo momento de repunte que tuvo a finales de los 90 en los que la banda de Piet Sielk, un hombre que compartió aventuras con el propio Hansen en la época preHelloween, era llamada a ser uno de los grupos a resistir la criba habitual cuando llega una oleada de nuevas bandas dentro de un estilo como ocurrió en aquel entonces.

Y finalmente así ha sido, porque esta noche les estábamos viendo ya con 12 trabajos a sus espaldas y una trayectoria que no ha dejado de ser constate, aunque no haya gozado de la atención de sus primeros años.

En la actualidad aparte del propio Piet Sielck el grupo cuenta con otros músicos de experiencia, como Joachim Küstner en la guitarra, Patrick Klose en la batería y Jan-Sören Eckert, ex de Masterplan y Running Wild, entre otras cosas, en el bajo. Una formación con una solvencia que hizo honor a la seguridad que normalmente los grupos alemanes suelen ofrecer sobre un escenario. Verles fallar es casi imposible.

Así que nada les frenó desde que la banda arrancó apostando por temas de sus últimas obras como “Way Of Bade”, “Roaring Thunder” el homónimo de su nuevo disco “Get Or Get Killed” o “Gunsmoke”, con una licencia previa para irnos lo más lejos en el tiempo hasta el 2011 con “Starlight” de su obra “The Landing” al que también pertenece un “The Savior” que fue un gran himno de esta primera parte del concierto.

Y parecía que la banda no quería salir de ese espacio temporal, haciendo de rogar muchísimo sus clásicos. A pesar de ello el concierto siguió enfilado con “Beyond The Horizon”, Don´t Stop Believing” y “Hall OF The Heroes” u otra apuesta más por su reciente disco como “Stand Up And Fight”, tema que suena como un cañón en directo, por otro lado.

Hay que destacar de esta actuación de Iron Savior, que teniendo en cuenta los precedentes con sus acompañantes en el cartel, ellos no solo sonaron bien, sino que sobre las tablas no se les vio ni un solo gesto de desaprobación ante alguna posible incomodidad. La maquinaria había echado a andar y ya era imparable

Y así llegamos al momento culminante de “Heavy Metal Never Dies”, donde la sala era ya un clamor de por sí, pero más arreciaría cuando Piet Sielck separó al público en dos partes para ver cómo estaban las gargantas a su izquierda y a su derecha, estableciendo una dura competición que dio mucho juego.

En ese momento el líder de la banda nos comentó que en ese punto deberían abandonar el escenario para regresar, pero que esta noche iban a seguir para ofrecernos tres temas más. Estos fueron “Revenge Of The Bride”, al fin un clásico de la pasada década como “Break The Curse” y tan solo un recuerdo a su debut homónimo de 1997 con el celebrado “Atlantis Falling”.

Es verdad que los seguidores más longevos de la banda pudieron echar en falta más viejos temas de la primera época, añorada por muchos, de la banda, pero no es menos cierto que el grupo no bajó en ningún momento su intensidad y que el público le acompañó en todo momento, echando aquello abajo con el añadido de la fusilada versión de “Breaking The Law” de Judas Priest.

Se puede entender como decepcionante si se esperaban temas de sus primeros discos, pero objetivamente vimos un cuarteto alemán armado y solido para dar una lección de un estilo con denominación de origen. El suyo.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)