SLAYER + ANTHRAX + KVELERTAK

30 – 10 – 15

Bilbao (Santana 27)

 

 

En mayo salíamos de esta misma sala convencidos de que la gira de Testament junto a Exodus había sido el evento del año en Bilbao para los amantes del thrash de clásica escuela americana, pero cuando se anunció la gira de Slayer y Anthrax sabíamos que eso ya quedaba en entredicho. Un cartelazo de los que puede emular un final de cualquier gran festival, al que se unía la presencia de la nueva revelación Kvelertak, era un reclamo muy importante para todo metalhead que se precie. Pocas veces hemos visto la sala Santana 27 llena hasta la bandera, con la parte de arriba del recinto abierta al público general incluso, algo que podría evitar agobios mayores en la parte baja, donde ya estábamos suficientemente apretados. Sabíamos que las entradas estaban agotadas días antes, algo que aumentaba la expectación de los presentes ante la llegada de estos dos granes del metal de todos los tiempos. Un presagio ya lo pudimos vivir en los aledaños, con la dificultades para aparcar y un puñado de autobuses que rodeaban la sala Santana 27. No sería un concierto de pabellones o estadios, pero se respiraba algo muy parecido.

KVELERTAK
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KVELERTAK
KVELERTAK

La difícil labor de abrir la noche la tenían Kvelertak, con una propuesta que para muchos no encajaría, salvo por la agresividad de la misma. Y es que los noruegos beben indistintamente del rock escandinavo, del stoner y del black, pero muy poco tienen del filo thrash, aunque en tal batiburrillo de influencias, puestos a buscar habrá quien se lo encuentre. Tuvimos la suerte de verles en el pasado Azkena Rock Festival de Gastetiz, Y digo suerte porque me quedo con aquella actuación a altas horas de la madrugada, cerrando a lo bestia el festival. En esta ocasión les tocaba calentar a un público que se comía las uñas por ver a los que vendrían después. Pese a ello captaron la atención del público, que alzó los cuernos al viento a petición de su vocalista, una auténtica fiera salvaje encima del escenario. Sin grandes aspavientos resulta que transmite gran fuerza. Apareció en escena con una especie de búho sobre la cabeza, aunque su espectáculo visual se redujo a poco más que eso y al hecho de transmitir las enrabietadas sensaciones de una propuesta que requiere de más de una escucha para no atragantarse.

KVELERTAK
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Puede asemejarse a lo que hace años le pudo pasar a más de un cásico seguidor del heavy metal cuando Slayer irrumpieron haciendo más ruido que nadie. No es, ni de lejos, la misma coyuntura, pero ahora mismo los noruegos pueden jactarse de ser uno de los grupos más estridentes del planeta. Sus tres guitarras contribuyen a ello. Aprovecharon su tiempo sobre las tablas al máximo, con la interpretación de un puñado de temas que se cerró con uno de los más asequibles, el que da nombre a la banda y con el que se pudo escuchar su nombre arreciar en la sala en boca de los presentes.

KVELERTAK
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Me imagino que cosecharían división de opiniones, pero indiferencia nunca. Yo personalmente aplaudo la capacidad de dotar de coherencia a todo ese amasijo de sonido con el que ellos construyen un estilo al que todavía no he visto que nadie se atreva a dar una denominación. Es curioso que en su facebook ellos mismos se definen como una banda que toca rock. ¿Solo eso?

KVELERTAK
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Anthrax bien podrían pujar con los mismos Slayer como cabeza de cartel de esta gira, pero los de Scott Ian y compañía hoy no tendrían ese privilegio y se batirían el cobre en unos 50 minutos que para su discografía podrían resultar escasos. Tal vez cuando por fin salga nuevo disco puedan repetir con Slayer cambiando los papeles. Solo es una idea. En los últimos años estamos acostumbrados verles en festivales o teloneando a otros grandes, como fue el caso de Iron Maiden, así que su repertorio más o menos vino a cumplir esta noche el mismo expediente.

ANTHRAX
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Eso sí, su tiempo sobre las tablas convenció a todos los presentes. La banda, con Joey Belladonna nuevamente al frente del micro en los últimos años, está en una forma envidiable, siendo capaz de defender viejos y nuevos temas con una categoría acorde a lo que se presupone a una de las bandas más originales y pioneras de todo un movimiento.

ANTHRAX
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Lo único que pudo saber mal fue la falta de Charlie Benante, aunque excelentemente sustituido por Jon Dette, causalmente en las filas de Slayer durante un corto periodo en el pasado. No desentonó en la maquinaria de los de Nueva York, donde el jefe sigue siendo Scott Ian, con unas rítmicas de las que deberían tomar nota los que aspiran a algo en esto. Frank Bello al bajo se entregó completamente, muy expresivo a lo largo de toda la actuación, y Jonathan Donais, al que personalmente admiro desde que conocí con Shadows Fall, es un guitarrista de depurada técnica que borda cada solo.

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ANTHRAX
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Fundamentalmente los clásicos coparon el repertorio, aunque no queda otra que echar en falta algún tema en un espacio de tiempo tan corto. Pero fueron buenas representaciones de su legado piezas como “Indians”, con Joey Balladonna cogiendo una de las figuras de Peliñecos hecha para la ocasión en forma de indio y corriendo con él por el escenario. Sigue conservando una gran voz y mucha agilidad el vocalista de Anthrax. No se quedarían a la zaga de este gran momento “Madhouse”, ni “Antisocial”, el cual pudo sorprender al caer en una fase del concierto muy inicial. Pero si he de quedarme con uno de los momentos de esta noche ese sería un aplastante “Among The Living”.

ANTHRAX
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Ofrecieron un adelanto en vivo de su próximo disco, anunciado para 2016, como fue “Evil Twin” y homenajearon a Dimebag Darrell y Ronnie James Dio con “In The End”, que muestra como en la nueva etapa de Belladonna en la formación ya vienen quedando buenos temas para la posteridad. Todavía se recreaba el vocalista en el escenario una vez finalizada la actuación, vitoreado por lo presentes. Pese a las ansias por ver a Slayer todos hubiéramos deseado un poco más de Anthrax.

ANTHRAX
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Un telón cubrió el escenario antes de la actuación de Slayer, algo no muy habitual en salas y más propio de grandes recintos. Incluso ese hecho contribuyó a la sensación de auténtico gran acontecimiento. Con todo el escenario para ellos Slayer dispusieron un decorado de lujo, aunque tampoco necesariamente espectacular. Sobre el telón se proyectó el logo de la banda, hasta que sobre el mismo se comenzaron a ver la sombras de los músicos entre el griterío generalizado. Una vez caído el telón vemos que dos grandes cruces invertidas flanqueaban la batería de Paul Bostaph. Pero lo verdaderamente espectacular era disfrutar de la presencia del propio grupo.

ANTHRAX
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Pasan los años, pero siguen siendo imponentes sobre las tablas. Tom Araya no se puede mover como antaño por sus consabidos problemas de espalda, pero sigue resultando portentosa su imagen en escena. Y si eso lo decimos de uno de los pilares fundamentales del grupo, qué decir del otro. Kerry King no solo es una incansable maquina de riffs, sino que sigue siendo un tipo al que solo queda abrirle paso si te cruzas con él. Se bate en duelo en no pocas ocasiones con un Gary Holt que, aunque no se pueda olvidar a Jeff Hanneman, ocupa ese puesto con plenas garantías en todos los aspectos. Además, el guitarrista de Exodus tiene carisma y no deja de mostrar una perturbadora sonrisa a las primeras filas. Por su parte Paul Bostaph no es Dave Lombardo, pero resulta un batería de órdago, como hace falta para formar parte de la trituradora llamada Slayer.

SLAYER
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Los componentes del grupo estuvieron exultantes en Bilbao, tanto por un nuevo disco que parece haber respondido a las expectativas como por haber conseguido este éxito de convocatoria tras más de 30 años de carera discográfica. Tanto es así que incluso a Tom Araya no le salía en esta ocasión el poner cara de malote sin que se le escapara una sincera sonrisa que desembocaba en carcajada. Parecían tan felices ahí arriba como sus fans abajo, con lo que la comunión se produjo conllevando una transfusión recíproca de emociones de la que se alimentó el ambiente reinante en la sala.

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Fundamentalmente fueron sus clásicos los que completaron el repertorio, pero no dejaron, ni mucho menos, de lado su nueva obra “Repentless” con cuyo homónimo tema arrancaron el temporal que se desataría dentro de la Santana 27. Y tampoco dejarían de lado en el inicio temas más recientes como “Hate Worldwide”, “Disciple” o “God Send Death”. Eso sí, entre medias ya nos colaron la estocada certera de “Postmortem”.

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Las hostilidades solo se detuvieron para que Tom Araya nos lanzara en un par de ocasiones sus contemplativas miradas. Este hecho que en algunos festivales con poco tiempo para tocar y con el cansancio acumulado en el cuerpo puede resultar innecesario aquí resultó bastante más entrañable, además que tampoco abusó excesivamente de ello. Simplemente era una pequeña calma para una siguiente ráfaga entre las que encontramos un brutal “War Ensemble”, dando paso a nuevos temas como el denso “When Stillness Comes” o “Vices”.

SLAYER
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Ya avanzábamos hacia terremotos mucho más clásicos que levantaron a la concurrencia como fue el caso de “Mandatory Suicide”, “Cheimical Warface”, “Die By The Sword” y “Black Magic”, que entrelazados provocaron incesante movimiento entre los presentes. Si algo impedía un pogo mayor era que no había ni sitio prácticamente para hacerlo en una sala donde no cabía un alfiler. Tras ello un último retazo de su reciente disco con “Implode”, con una explosividad a la altura de las circunstancias.

SLAYER
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“Seasons In The Abyss” preludió otro de los grandes momentos, “Hell Awaits”, tras el cual quedaba mucha pólvora aún, como demostraron “Dead Skin Mask” y “World Painted Blood”, que encaja como un clásico en el repertorio de Slayer.

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Apenas sí la banda abandonó el escenario unos segundos, sin recrearse demasiado en la petición de mucho más por parte del público que, sin duda, iba a llegar a no mucho tardar. Y así la banda se marcó una recta final ante la que ningún muro podría resistirse. “South Of Heaven” fue el reenganche con una concurrencia que ni mucho menos se había desconectado de la descarga y, cómo no, los esperados “Raining Blood” y “Angel Of Death”, que no por esperados dejan de resultar impactantes, aunque se interpreten en vivo una y mil veces.

SLAYER
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Los tímpanos vibrando durante días servirán de recuerdo para la noche que nos tocó vivir en la capital vizcaína, con uno de esos grandes grupos que han roto fronteras en el metal. Su visceralidad a día de hoy sigue siendo de echarse a temblar, y eso que en la constante evolución del metal se ha hacho de todo a raíz de su surgimiento. Algo tienen los pioneros que siempre parecen estar frescos, nunca dejan de ser actuales y resultan inigualables.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)