VHÄLDEMAR

12 – 03 – 11

Bilbao (Kafe Antzokia)

No le falló a Vhäldemar su público más cercano en una noche tan especial. Seguramente que alguien más se hubiera acercado al Kafe Antzoki, pero tal vez decidió ir a ver a San Telmo en Bilborock, donde Jerónimo Ramiro y su banda presentaban su primera obra junto a los locales Evil Seeds. Más alejado en estilo, Quaoar también hubiera sido una buena opción para nosotros, ya que presentaban su impresionante “The River & The Soul” en la sala Santana 27. Una vez más la coincidencia de acontecimientos nos obligó a elegir, decantándonos por esta importante cita en la que tras demasiados años de espera teníamos a Vhäldemar presentando un nuevo disco con un concierto, por fin, de tiempo completo y no de la escasa media hora que han dispuesto en estos años en algunos festivales.

Desde que arrancaron con su carrera han sido profetas en su tierra, contando con un buen número de seguidores que les adoran y que dieron todo el ánimo, el calor y el apoyo desde el inicio de la actuación. Sus tres discos editados hasta la fecha son un aval más que suficiente para entender que haya un público que les valore y no les haya olvidado. Y si no te resulta suficiente, presenciar una de sus actuaciones disipará cualquier duda. Solo comprobar como suena el grupo desde que Pedro Monje entra torrencialmente con su guitarra ya es como para pensar que aquí va a ocurrir algo gordo.

“River Of Blood” abrió el concierto, como también lo hace en su nuevo “Metal Of The World”. Con un sonido apabullante y la banda sonando compacta, el recinto comenzó a recibir la descarga de decibelios de una banda que si defiende orgullosa ser heavy no lo hace de boquilla, sino con unos argumentos que van más allá de la palabrería o de la pose. El principal de esos argumentos son sus canciones, de las cuales enlazaron sin mediar palabra “Dusty Road” para corroborar que esta noche el Antzoki iba a estallar. Otro argumento es la actitud del grupo, que se deja la piel en el escenario, que siente lo que toca y que funciona como una apisonadora. Ahora que está libre de la guitarra rítmica, Carlos Escudero lleva la responsabilidad de ser un frontman a la vieja usanza, cosa que ha acogido como un niño con zapatos nuevos. El vocalista no solo dejó pequeño un escenario que se recorrió en incontables ocasiones y del que salió no pocas, para saludar a familiares y amigos en algún caso o para mezclarse con sus seguidores, también dio una muestra de como compartir con su gente la diversión de un concierto. El eco producido por el técnico de sonido para realzar sus palabras fue como un divertido juego que no dejó de provocar carcajadas.

Las primeras palabras fueron de agradecimiento a los que habíamos ido y las siguientes para los que no estaban allí: no son lo suficientemente heavies quizás. Y lo siguiente fue un estruendoso are you ready for “Feelings”? A la tercera cayó uno de los temas más queridos y recordados de su primer trabajo. Aquel “Figth To The End” aclamado por prensa y público que sigue rugiendo en muchos reproductores que apuesto a que durante estos días previos al concierto lo han desempolvado en más de una ocasión para recordar esas sensaciones. Con esto el público afinó sus gargantas para lo que quedaba. El siguiente “Bastards” fue en vivo un puñetazo doblemente fiero con un final que dejó retumbando la sala para no dar tregua con “Breaking All The Rules”, cuya letra tampoco se le había olvidado a esa gente con la que en cada nuevo tema el grupo iba conectando más si cabe. Y eso que allí todo el mundo había ido ya bastante predispuesto. Pero en “Action” ya vivimos una parte final en total consonancia por parte de la banda con todos los asistentes.

Pedro da el pistoletazo de salida con su guitarra a “Wild Hearts”, durante la cual Carlos se va a saludar a sus hijos situados en las escaleras de la sala. Igual les fue a recodar que en breve les tocaba ser protagonistas. Tras el solo de guitarra con un final bluesero, acompañado por la base de Alex De Benito y Oscar Cuadrado, “Steam Roller” nos dejó la imagen del guitarrista haciendo un solo en la parte frontal del escenario, mezclado con las primeras filas. Fue espectacular como movió sus dedos por el mástil de la guitarra, demostrando una vez más que es un auténtico portento en las seis cuerdas. Hay que tener una depurada técnica para tocar a esa velocidad y con la claridad con la que se desenvolvió en todo momento. “Metal Of The World”, tema título de su nueva obra, fue el momento en que los niños salieron a presentarlo, gritando bien fuerte HEAVY METAL, METAL OF THE WOOOORLD!!!!! Tan heavies como el padre al que se le caía la baba ante sus bien encaminados retoños. Con estos está claro que quedan generaciones de metalheads para largo.

Con el público totalmente entregado, una vez finalizado “Old King Visions” los músicos entendieron que el aplauso ya nos lo merecíamos nosotros. Para deleite de todo ese público “My Nightmare” posee esa melodía que la banda nos incitó a tararear. Apuesto a que este tema va a causar furor en sus conciertos de ahora en adelante. Carlos sacó una maza recordando los comienzos de Vhäldemar y haciéndola sonar contra el suelo. Antes nos presentó a toda la banda, con esa incorporación a la guitarra rítmica de Aitor López, que no tiene un labor tan fácil como pueda parecer. Es una pieza en esta maquinaria con la función de dar consistencia al sonido del grupo. Un trabajo sucio que le hace permanecer en segundo plano, pero con el que cumple como el hombre más indicado para ello. La verdad que los cinco componentes del grupo se complementan muy bien, recordando al ausente por fuerza mayor Edu, cuyo remplazo también parece ser el más indicado. Alex a la batería ya es un Vhäldemar más por su imagen y su fuerza. Gran solo de batería el que nos ofreció en el alargado “Death Comes Tonight”, cuya última palabra Carlos Escudero nos la hizo repetir tantas veces como quiso al unísono con el golpe sonoro de todo el grupo. Se mezcló con el público para ello, haciendo gala en momentos de su sentido del humor. Alguien quería que acabaran ya el tema de una vez (venga ya la ostia), pero con su chulería dejó claro que allí se acababa cuando él quisiera y se ganó una gran ovación por ello. Tan a gusto se sentía que en “Lost World” le vimos subido a los amplificadores laterales.

“Black Beast” abrió los bises, en los que esperábamos “I Made My Own Hell”, que no falló, tema título de su segunda obra que con su vocación de single siempre se prestará para cantarla en vivo. End has come significaba que era el momento de “Energy”, siendo el apoteósico final que merecía el concierto, con el vocalista ofreciendo el micro a las primeras filas, para que fuera el entregado público el protagonista de este final. Ya con el sonido cerrado el cantante nos gritó un sentido muchas gracias que fue el adiós a una noche que, esperamos, sea una de tantas y tan buenas que podamos pasar con Vhäldemar en esta nueva etapa que se abre para una banda con toda la fe en el heavy metal, pero sobre todo en sí misma.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)