DRY RIVER

16 – 02 – 19

Bilbao (Stage Live)

 

 

A pesar de que había visto que la gira de Dry River había cosechado gran respuesta en algunas ciudades, con varios sold out incluidos, tengo que reconocer que no tenía muy claro cómo iba a responder el público de Bilbao a esta cita. Y es que estamos demasiado acostumbrados a que por muy brillantes que sean las bandas no se haga justica al trabajo que realizan. Por fortuna no parece el caso de Dry River, que cosechó una calurosa acogida en una Stage Live con una media entrada que para sí quisiera cualquiera que viene por primera vez a la capital vizcaína.

No han pasado desapercibidos para el público los tres excelentes discos editados por los castellonenses hasta la fecha. Pero si he de buscar una clave a este éxito al margen de la propia calidad de los trabajos, es que la banda ha conseguido hacer llegar su música a un público no exclusivo del rock y del heavy metal. Pudimos ver a  gente de todas las edades, familias incluidas, en esta cita de Bilbao. Ojalá que esto ocurriera con otras bandas que parecen quedar recluías para un público más exclusivo, cerrando unas puertas que Dry River tienen abiertas de par en par.

Porque al final para disfrutar de la buena música las etiquetas sobran. Y estas han sido pulverizadas por una banda que no atiende a ningún cliché. Su apertura mental ya la conocíamos en sus trabajos de estudio; también sabíamos que su imagen trajeada no va con lo que habitualmente esperamos en una banda de rock, pero es que además proponen un espectáculo que va más allá de lo musical. Un espectáculo que garantiza la carcajada y el entretenimiento para todos, al margen del deleite general con unos temas exquisitos ejecutados por unos músicos de indudable categoría

Los protocolos ya se rompen cuando de entrada dos cómicos, que irían apareciendo a lo largo de la noche en el escenario, nos dieron la bienvenida. A partir de ahí, con las primeras risas ya entre el personal Dry River se dedicó a desgranar su nuevo disco “2038” de manera íntegra, aunque en distinto orden al aparecido en el redondo.

“Perder El Norte” arrancó la descarga con la banda sonando muy bien, con traje de gala ante un público que les recibió como héroes. Hacía mucho que no venía en Bilbao un recibimiento tan entusiasta. El guante lo cogió el grupo que enseguida dijo que ahora sabían que iban a volver a Bilbao en el futuro.

Entre apuntes jocosos la descarga continuaba con “Fundido A Negro”, con un par de personajes ataviados con trajes y mascaras dando una imagen apocalíptica. Y es que no por encontrarnos ante una banda con sentido del humor, sus letras dejan de tener mucho significado. Al margen de que todos los componentes son excelentes músicos cabe destacar que además son multinstrumentistas que sacan a relucir muchos recursos. Hay momentos en lo que podemos llegar a  tener dos teclados sonando a la vez, con el propio Ángel Belinchón haciéndose cargo de ello puntualmente y Carlos Álvarez alternando su labor guitarrera principal con las teclas. El propio teclista Martí Bellmunt se hace cargo del saxo en momentos como los de “Me Pone A Cien”, con uno de los cómicos apareciendo con sombrero y maracas en escena, precedido de un “Rómpelo” que animó más si cabe al personal, desatando ya toda timidez con “Con La Música A Otra Parte”, haciendo que los presentes se marcaran un curioso baile que va más allá de levantar el puño, como toda la vida de dios se ha hecho en un concierto de rock. Pero es que lo de levantar el puño también se hace en un concierto de Dry River.

Tras “Camino” llegaría “Al Otro Lado”, con el lucimiento personal de Ángel, que sin despeinarse hizo un alarde de su registro brutal. Parece fácil lo que hace Dry River, sobre todo porque lo hacen como quien está pasando un rato entre amigos, pero el curro es tremendo. Y hay que alabar la apuesta tan espectacular que llevan a cabo en coros, sin trampa ni cartón; coros reales. Que vengan otras estrellas, incluso internacionales, y tomen nota. Ámbito internacional que también lo pueden abarcar estos músicos que hoy teníamos delante de nosotros, sin que entienda yo que deban acomplejarse ante ningún otro compañero de profesión. Sea quien sea y venga de donde venga.

En “Cautivos” tuvimos a uno de los personajes extra musicales apareciendo en escena haciendo gestos y pasando unos carteles acordes al texto del tema, mientras que en “Pean” saldría otro personaje cuchillo en mano para acabar de mancharse de sangre. Un tema de puro metal progresivo, iniciado con acústica por parte del vocalista y haciéndonos pasar por muchas capas. Pero el momento de la noche probablemente fuera para “Me Va A Faltar El Aire”, que ha cautivado a los presentes. Menuda manera de corear ese gran estribillo. Muy emocionante.

Tras ello la banda se marchó del escenario para de nuevo vivir un momento cómico con comentarios respecto a la “hipotética” situación en el futuro, cómo sería el mundo en el “2038”. Me quedo con la idea de que el Athletic de Bilbao no gana su séptima copa de Europa y con que se seguirá haciendo el paripé de marcharse en los conciertos para regresar.

Y es que también merecían un hueco los temas de “El Circo De La Tierra” y “Quien Tenga Algo Que Decir… Que Calle Para Siempre”. Eso sí aparte de temas como “Bajo Control” le hicieron hueco a “Bohemian Rhapsody” de Queen, muy bien recibida y excelentemente ejecutada. Más bien diría que fusilada con una precisión que asusta. Pero no dejaría de destacar a su lado sus propios temas originales, que me parecen igualmente inmensos. Puede que “La Llave Del Sol” en acústico rebajara demasiado la intensidad de cara al final, pero por simple que lo hagan estos chicos, con tan solo escuchar un acorde uno se da cuenta del nivel de musical que atesoran.

El solicitado y esperado “Irresistible” llegaría con Ángel haciéndose cargo de un teclado portátil, de nuevo con ciertos personajes apareciendo en escena, terminando la descarga definitivamente con “Traspasa Mi Piel”, para lo que se pidió ayuda al público, que terminaría cantando el estribillo a petición de la banda mientras ellos desde el escenario se lo llevaban de recuerdo grabándolo en el móvil. La última escena antes de la típica foto final. Será en lo único en lo que caen en tópicos los castellonenses, un grupo que huye de formalismos con la imagen más formal que uno le recuerda a una banda en el escenario, pero sobre todo un grupo musicalmente capaz de traspasar cualquier frontera sumando el hecho de saber llevar eso a un escenario tanto en sonido como en puesta en escena.

Texto y fotos: Antonio Refoyo (antonio@lamiradanegra.es)