YNGWIE MALMSTEEN

21 – 09 – 18

Santander (Escenario Santander)

 

 

Primera cita de esta curiosa gira estatal de tres fechas del maestro de la guitarra Yngwie Malmsteen, anunciadas como únicas en Europa. Y en Santander el divo fue recibido con un gran ambiente después de años sin pasarse por nuestros escenarios, a pesar de que junto a él no se anunciaba la presencia de un gran cantante solista de los muchos que le han acompañado a lo largo de su trayectoria. Eso nos hacía intuir un show orientado a su faceta instrumental y no nos equivocamos, aunque no faltaran pinceladas a grandes temas cantados de su carrera, en los que se turnaron en la voz el propio guitarrista y el teclista Nick Z Marino, que tuvo entre manos la papeleta de defender con sus armas canciones interpretadas en las obras del guitarrista sueco por colosos de la voz.

Pero como comento en esta ocasión uno se predisponía a ver al Yngwie Malmsteen más onanista, si cabe. Y el caso es que a la postre me dejó mejor sensación esta actuación que la última en la que le vi con un Ripper Owens que en su estilo no pegaba ni con cola. Porque al menos en esta ocasión sabía que lo que había ido a disfrutar era exclusivamente de su guitarra, de su patentado estilo neoclásico que sigue ejecutando con una maestría absoluta a tenor de lo visto esta noche. Si alguien salió defraudado sería tal vez porque esperara otra cosa.

Porque se le podrá reprochar al sueco su altivez, algo que va ya con el personaje que él mismo se ha creado de sí mismo, pero no se podrá decir que después de tantos años no sigue siendo un privilegio verle mover los dedos por el mástil de su guitarra. Además en esta ocasión vino mucho más en forma que en el pasado, más delgado y con una agilidad en el escenario que le permitió hacer su espectáculo tradicional. Para ello contaba con prácticamente todo el escenario para él, con sus tres músicos acompañantes en teclado, bajo y batería ocupando prácticamente una baldosa en un lateral del escenario. El resto era para que Yngwie se moviera escoltado por su columna de Marshalls a sus anchas, tirando púas sin miramiento alguno, pasando su guitarra por la espalda, tocando los solos con la boca, colocando la guitarra en lo alto de los amplificadores o sobre los monitores y lanzando patadas al aire una y otra vez. Feliz en el hábitat en el que siempre le hemos visto, ejerciendo de showman y jefe absoluto dirigiendo a su banda, a la que a modo de aparente improvisación pedía que en algunos momentos bajaran el ritmo, lo subieran, o directamente le dejaran solo con su guitarra a la espera de una nueva señal que les hiciera regresar con él.

En esta salsa la estrella brilló con luz propia dando un recital, manejando a su antojo su  Fender Stratocaster, comenzando con un solo antes de que ni siquiera pisara las tablas y arrancara la intro de “Rising Force”. Ante la carencia de un cantante de la talla de Joe Lynn Turner temas como éste se adaptaron. En este caso el guitarrista salió arrasador, comiéndose las tablas y con la motivación de satisfacer a sus fans. Prácticamente en tres minutos ya había hecho gala de todas sus poses tradicionales, finiquitando con un good evening Bilbao que ante la reacción del público tan entusiasta me dio que pensar si había entendido bien. Tal vez sea que ante su carácter nadie se atreviera a recriminárselo.

No tardaría en dar paso a instrumentales como “Spellbound” o “Into Valhalla”, donde el divo siguió explayándose a su antojo, sin reservas a la hora de sacar escalas a la velocidad del rayo, defendiendo también alguno de los temas de su último “World On Fire” como “Soldier”. Enlazó la balada “Like An Angel” con “Badaniere”, antes de entrar en los terrenos más clasicistas con “Adagio”. El guitarrista seguía en su salsa, pidiendo constantemente a su pipa una nueva ristra de púas en su pie de micro, las cuales derrochaba como si no tuvieran fin para deleite de su público, que en buen número se pudo llevar un gran recuerdo para casa.

El contrapunto de dos piezas tan dispares como el instrumental “Far Beyond The Sun” con el siguiente cantado “Seven Sign” me pareció lo más álgido de la descarga. El primero por el feeling con el que lo interpretó, el mismo que plasmó en su debut de 1983, y el segundo por la reacción que provocó en un público que cantó el estribillo para deleite de un hombre que dejando a un lado su habitual fama de agrio carácter mostró una gran sonrisa al comprobar que el respetable respondía. Momentos de conexión como este, dentro de un recital tan plagado de virtuosismo, dinamizaron la descarga. No se puede decir que en ningún sentido tuviéramos a un músico frío ante nosotros.

“Overture” y el homónimo de su más reciente obra “World On Fire” nos iban acercando hacia un final que se adivinaría tras un discreto solo de batería con el reconocible “You Dont Remenber, I´ll Never Forget”, acogido con entusiasmo desde los acordes iniciales del teclado y muy cantado por el personal.

Tras marcharse del escenario Yngwie regresaba a escena con la acústica colocada al pie del micro para dar arranque a uno de esos instrumentales favoritos de cualquier seguidor del guitarrista. Hablo de “Black Star”, interpretado con sentimiento además de  consabido virtuosismo. Malmsteen no dejó de transmitir con algo más que con el sonido emanado de su guitarra, gesticulante en todo momento acompañando lo que estaba tocando. El punto y final tras este gran momento llegó con “I´ll See The Light Tonight”, cerrando hora y media de magistral recital guitarrero. Hora y media en la que Yngwie Malmsteen brindó una buena dosis de sí mismo. Puede que sobredosis para los que en estos casos sacan a relucir las habituales críticas hacia el guitarrista.

Pero yo considero que sus fans que gusten de su vena más instrumental no debieron salir defraudaos del nivel expuesto en esta faceta, el mismo que le convirtió en una eterna leyenda. Además mostrando un estado de forma envidiable y realizando una exposición incansable de sus típicos ademanes sobre un escenario. Su show particular en su máxima expresión. Para verle con un cantante que defienda con el nivel requerido las grandes canciones que se quedaron fuera de este repertorio habrá que esperar otras oportunidades.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)