ANTIGUA

(5.2)

8´5/10

 

 

 

Pocas bandas puedes encontrar a nivel mundial que se puedan jactar como Antigua pueden hacerlo de ser un grupo de rock completamente tradicional, básico incluso; y, sin embargo, estar muy lejos de ser un grupo anclado en influencias claras y consabidas, por mucho que su denominación inspire tiempos pasados. El rock es un estilo de mucho trayecto, pero vivo en la actualidad. Y si lo está es gracias a que bandas como esta están muy lejos de buscar un  mero revival.

Antigua están aquí para dejar su sello, para hacer su propio camino, que con cinco discos ya empieza a ser muy considerable. Para dejar huella cuentan con el pilar fundamental de Juan Olmos, uno de los vocalistas con registro más personal y versátil, pero también un excelente compositor y un tipo capaz de poner literalmente el corazón en cada cosa que hace. Eso es algo que el oyente debe saber apreciar. El calor que se palpa cuando escuchas a Antigua no lo encuentras con muchas otras bandas.

Además, precisamente en este disco la banda ha evolucionado a un terreno más intimista, más envolvente. Estos temas serán capaces de cobijarnos del frio arropándonos como si de un abrazo se tratara cada uno de ellos. No es que hayan dejado de lado temas más directos, que los hay en el caso de “Vino, Cenizas Y Sal” o “Caí En La Red”; pero sí que de forma general priman temas con la dulzura de “No Soy Yo El Que Hará Las Cosas Bien”, que nos desnuda a un Juan Olmos sincero, o “Papel Mojado”, que tiene un gran texto y cuenta con un ritmo adictivo y una melodía de las que se clavan a fuego en el corazón.

Pero el caso es que este aroma un tanto más melancólico se respira también en temas más reivindicativos como “Vuestro Ego Nuestro Pan” o “Se Olvidó La Lección”. Hay un aura un tanto más sutil que en el pasado que envuelve toda la obra.

Sin embargo, que esto no nos lleve a pensar que estamos ante un trabajo más minimalista. Considero que los detalles que se sacan de la guitarra de Marco Tejedor y el bajo del fiel compañero de Juan, Fran De Andrés, son de lo más variadas y trabajadas. Sí es verdad que se ha buscado más el detallismo que la fuerza, pero cuando es necesario no dudes en que también hay potentes riffs. Y en cuanto a la batería de Dani Fernández, solo decir que se lo debe haber pasado en grande en estos temas. El hecho de que el ambiente parezca un poco más apagado que en pasados discos no significa que aquí no haya una variedad rítmica que hace de cada tema un mundo completamente diferente al anterior, sin repetitivos cortes en ningún momento.

Juan Olmos ha dado un paso al frente más que importante en cuanto a letras, donde no se desenvolvía ya nada mal. Pero en este caso considero que les ha aportado un brillo más filosófico. Un ejemplo me parece “Un Suspiro Es Todo El Tiempo”, de lo más evocador que le he conocido, y otro buen ejemplo es “Siempre Sonreiré”, toda una declaración de principios de lo más elegante. A pecho descubierto pero sin perder la compostura.

Hay que destacar las colaboraciones de Jorge Orlando Vilche y Raúl La Paz de los uruguayos Sueño Murguero, y el pletórico registro de Guillermo Fernández de The Name, con solo final de guitarra por su parte en “Sin Darte Cuenta”, un tema donde mediante las colaboraciones Antigua se permiten la licencia de introducir un tema diferente, con influencias que van un tanto más allá del rock, aunque con una fuerza arrolladora en este caso.

Hay una evolución con respecto a sus anteriores obras, algo que no parece una intención, sino el resultado de un estado de ánimo, de unos sentimientos tan espontáneos como sinceros que hacen de este disco una obra algo más ambiental. Sin embargo, el sello es único y la magia sigue tan presente como siempre que unos músicos de calidad comparten emociones con quien se digne a poner el oído con un poco de sensibilidad.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Rock Estatal Records