CRÍTICA: MORCUENDE – TRES CARAS DE UNA MISMA MONEDA

 

MORCUENDE

(Tres Caras De Una Misma Moneda)

9/10

 

 

 

Han llegado a mis manos a la vez las dos primeras partes de la trilogía de Morcuende, el proyecto que bajo su segundo apellido puso en marcha Jose Luis Rodríguez, ex bajista de Ñu y pilar fundamental de Isthar, en 2015 con el título de “Tres Caras De Una Misma Moneda”. Un proyecto que nos aleja de cualquier estilo para entrar no ya en los terrenos del rock sinfónico, sino directamente en la música sinfónica y progresiva de una libertad creativa que no abunda en estos tiempos. Esto nos puede llevar a los años 60 o incluso más atrás, cuando las mentes creadoras estaban mucho menos condicionadas y eran capaces de volar en un espacio en blanco con infinidad de posibilidades y sin barreras de ningún tipo. Estamos hablando de un proyecto donde Jose Luis se rodea de un puñado de músicos de muy diferentes escuelas, donde Juan Olmos (Antigua) juega un papel fundamental como coproductor de la obra en sus Olmos  Estudios.

Si vamos por partes, esta primera parte de “Tres Caras De La Misma Moneda” se abre con “Canción de Cuna”, que posteriormente tendrá su eco más adelante en la obra. Un tema de teclados y guitarra española que ya nos invita a un  mundo paralelo, a cambiar de dimensión y a dejar volar la imaginación. Fuera prejuicios o no entenderás el estado lisérgico por que el Jose Luis nos pretende llevar.

Trombón, saxo, trompeta y percusiones nos llevan por un dramático “Un Craso Error”, que nos sigue incorporando matices en una obra que no deja de ofrecer pinceladas en cada tema. Así por ejemplo el siguiente “Otra vez” ya cuenta con la Coral Polifónica de Candeleda, con la voz soprano de Rosa Montesinos y con una flauta que nos conduce bajo una ambientación cada vez más alejada del mundo físico.

Los violines y el violonchelo se hacen protagonistas de “Mileidi”, con la guitarra española haciéndose también muy presente en un tema con regusto muy añejo, antes de abrir la puerta a ese mudo que está entre la imaginación y la realidad dónde el tiempo deja de existir. Es lo que copa el tramo central de esta primera obra, dedicado a la isla misteriosa de San Borondón y dividida en 6 partes de una exquisitez fantástica y cambiante, con efectos sonoros que van más allá de la música, pero que ayudan a que esta se haga casi visible. Se trata de recrear un ambiente que te haga ver en la medida de lo posible esa isla. ¿Realidad o ficción? Tal vez no te haga falta viajar para vislumbrar su silueta cuando entres en ese confuso mundo interior de “Navegando Por El Mar De La Confusión”, alternando tramos más complejos con la simpleza de “Tierra A La Vista” para crear una catarsis sonora de lo más curiosa en “Primera Toma De Contacto. “Ceremonia De Gratitud Sobre La Arena”, donde encontramos atisbos de guitarra muy heavy sobre ese mar en constante fluir y unas voces que te introducen en un mundo de locura, siempre compañera de la genialidad. Incluso hay un texto narrado, que adquiere otro color con la musicalidad que le rodea. Se trata del descriptivo “El Narrador”, que a la postre es pieza angular en la obra. “De Vuelta” parece que nos hace tocar de nuevo tierra firme, aunque esta ya no se perciba igual después de haber estado en ese otro mundo. De nuevo el sutil trabajo de voces se vuelve un detalle fundamental y atípico.

“Entre Duendes” encara la parte final del disco, con la sutileza habitual de la obra, entre guitarra española y vientos. Cerrándose el círculo con un regreso al principio del disco, aunque muy diferente. “Canción De Cuna Para Mi Niño Grande” cuenta con una interpretación vocal de Angelita Gómez absolutamente impecable arropada por la Coral Polifónica de Candeleda. La obra nos brinda un guiño final al otro proyecto de Jose Luis Rodrguez, Isthar, con “El Destino Del Mundo”, adaptado con el magistral teclado de José Barta.

Una obra que no debes escuchar a la ligera, que requiere eso que hoy en día escasea tanto, el tiempo suficiente para escucharla, interpretarla, entenderla y sacar tu propia lectura. Se trata de un estilo completamente libre, donde la imaginación puede llegar a estar por encima de la razón, con lo que requiere de varias escuchas para comprenderlo. Por ello precisamente ya no hablamos de un estilo concreto, aunque sea tan amplio como el rock. Morcuende sobrepasa todo eso.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)