THE NAME

(Momentos)

9´5/10

 

 

 

Choca que tras años de cocer a fuego lento un nuevo disco desde que se editara “Identidem” en 2011, cuando se acerca el momento esperado por parte de The Name llegue rodeado de cambios en la formación, justo a las puertas de editarse este “Momentos” del cual solo cabría sentirse orgulloso. El caso es que en un momento dado la formación liderada por Guillermo Fernández se quedó tan solo con dos piezas, como son el propio Guillermo, guitarra y voz; y Greg, guitarra. Cuando ya buscaban batería de un plumazo se encontraron sin teclista y bajista con este trabajo prácticamente acabado. Por fortuna y con el disco recién editado la banda vizcaína ya se encontraba reconstituida como cuarteto, prescindiendo del teclado, aunque en los créditos aparezcan lógicamente aun los antiguos componentes como participantes de esta obra, que lo son de pleno derecho.

Y digo que choca que en este momento se desarmara la banda por dos razones: porque tenían un discazo entre las manos y porque los problemas que a nivel interno hayan podido tener durante la grabación no se notan para nada en unas canciones redondas, pasionales y que consiguen que aumenten las sensaciones de un anterior disco que les dejaba ya el listón muy alto.

“Momentos” es un trabajo de los que se empieza a disfrutar desde la portada. Esa melancolía y oscuridad, con un toque de magia, que siempre ha envuelto a la banda se refleja perfectamente en esa imagen que tanto puede esbozar un paraje desolador como un pasado lleno de vida feliz. La banda nunca ha perdido ese ambiente de cierto pellizco gótico, aunque como todo en la banda, llevado a un terreno muy personal.

Esa personalidad se realza en la  nueva obra, merced a un sonido que les ha quedado mucho mas redondo, con guitarras que adquieren mucho más cuerpo, una base más envolvente y la voz de Guillermo, inconfundible y de un recorrido inmenso, resultando mucho más firme y clara que en el pasado. Manejando a su vez mucho mejor, desde mi punto de vista, la alternancia de los registros altos y los más graves, aportando otros matices que le dan a la obra mucho color.

Cuando hablo de magia en la música me refiero a cosas como “Parte De Ti”. El tema que abre el disco es puro misticismo y amor por la música. Qué mejor manera que abrir así, con un tema directo, potente y melódico a la par que heavy. De hecho, una de las cosas que ha conseguido The Name mejor que nadie es seguir siendo más heavies que el viento sin que ello signifique anclarse en el pasado. Pueden ser el mejor ejemplo de pureza metalera modernizada, algo que en otras bandas suele llevar a coquetear con otros estilos. Bien, pues esto es un trabajo heavy de verdad.

Y por si quedaba alguna duda nos estampan en segundo lugar un cañonazo como “Impostor”, con unos riffs muy thrash y ciertos aspectos progresivos a nivel instrumental. En su mensaje es tan hiriente que pareciera que están mirando a los ojos de quien tienen por objetivo en un tema crítico con aquellos que juegan con los sueños de los demás. En este caso los músicos.

“Cadenas” baja la cadencia para meternos en un terreno más gótico, con esos arreglos de teclado que dentro de la sencillez resultan claves. Posteriormente pasamos a un “Sentido Irracional” que ya desde la primera parte instrumental deja bien a las claras que van a volver a tirar de ciertos aspectos progresivos. La forma de cantar de Guillermo alternando registros agresivos y limpios le da un gran dinamismo, con un teclado más presente de lo habitual que requerirá adaptarlo de cara a los directos, puesto que al contrario que el anterior no hablamos de meros adornos.

El acertadísimo tema de adelanto ha sido “Un Mundo Del Revés”, con uno de los mejores estribillos de la carrera de la banda, si no el mejor. Se clava por lo pegadizo que es, aunque sea un estribillo de los largos, y también por el sentimiento que transmite. La pasión de la banda siempre ha estado fuera de toda duda. No solo se refleja calidad y nivel, la música se compone de vísceras en una buena parte, al menos en el mundo del rock, y ese componente acompañado de ilusión también trasluce en temas como estos.

“Esclavo” parecería que va a ser una balada, pero no cae en esos terrenos la banda, sino que termina por ser un medio tiempo que aumenta en intensidad a medida que avanzamos, hasta resultar todo un estallido. La parte prácticamente hablada por la voz me ha resultado muy especial y remarcable. Porque cada tema parece tener un aliciente que lo hace reconocible y a la vez diferente. Así el siguiente “Somnum” es instrumental. Con riffs muy fuertes y unas guitarras solistas que dibujan figuras de lo más llamativas se construye una gran composición, que no cuenta con letra, pero sí con un pequeño detalle de voz con la colaboración de Laura Lorente, que deja una pincelada que pone el pelo de punta. El final les ha salido un tanto flamenco, no sé si consciente o inconscientemente, pero casi se podría taconear. Un simple detalle para otra pieza muy dura y metalera pese a todo su desarrollo.

Llega después otro medio tiempo como “Tal Vez”. Este también sube en intensidad a medida que avanza y va cargadísimo de sutiles emociones. No caen para nada en tópicos en estos terrenos, siguiendo con el toque árabe que transpira “Ira Y Valor”, que en este sentido podría recordar a “Mi realidad” de su anterior obra. Es el tema más largo, aunque no se me hace tan complejo en cuanto a estructura, con un estribillo muy marcado, aunque eso sí, con detalles como la voz de Laura nuevamente, transmitiendo aquí un aire muy cálido.

Y como toda obra redonda debe acabar con el tema que la ratifique, nos queda “El Despertar” como la contraportada sonora del disco. Podría ser la otra cara del tema de inicio, nuevamente haciendo hincapié en la pasión ritualista de la música, pero diferente en cuanto a su ofrecimiento, sobre todo con un inicio donde Guillermo muestra registros más bajos y diferentes, parecerían más roqueros, aunque luego el tema estalla sobre nosotros con potencia.

No me cabe duda de que estamos ante uno de los grupos que con mayor entereza puede modernizar el heavy metal sin perder ninguna de sus raíces, que bien podría enganchar a los mas true y a los que siguen buscando la evolución, puesto que en ambas direcciones se expande su música. Conservan esas melodías, esa fuerza y esos solos de guitarras son deuda de los grandes del estilo, pero lo envuelven con un sonido propio y actual.

No voy a jugar con la frase que nos han puesto en bandeja a los plumillas de tres al cuarto como yo, de decir que este es su momento, porque pienso que la banda venía ya bastante asentada con su anterior disco, pero sí que creo que han potenciado sus virtudes en este segundo disco de una manera deslumbrante y más firme si cabe. De esta manera nos dejan una obra que no es fruto de un momento, sino de mucha experiencia y emociones internas acumuladas para plasmar este sentimiento y este nivel a la vez.

Porque sí, la vida es un cúmulo de momentos y al final todos nos dejan huella para ser quienes somos, aunque no todo el mundo los sabe aprovechar igual. Está claro que The Name son de los que los han sabido interiorizar para crecer hasta el punto musical tan alto en el que se colocan con esta gran obra donde la madurez y sinceridad emocional van unidas a la fidelidad a un estilo y a su evolución con la capacidad técnica para reflejar todo ello. Al menos yo, poco más le puedo pedir a una banda.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Bad Death Records (www.baddeathrecords.com)