AIRBOURNE + MOTOCICLÓN

15 – 12 -10

Bilbao (Santana 27)

AIRBOURNE

Ya era hora de que Airbourne saldara cuentas con el público vizcaíno. Dos veces había sido suspendida esta gala. La primera vez por afonía del vocalista y la segunda por la erupción del famoso volcán, que impidió volar a la banda desde Australia. Esta vez nada podía salir mal, aunque casi ocurre. Ya pensé que el temporal de frío que comenzaba iba a incidir en algo, pero las bandas llegaron a la sala con normalidad. Sin embargo, hubo problemas técnicos que obligaron a retrasar las pruebas de sonido, lo cual nos impidió tener tiempo para entrevistar a Motociclón. Por fortuna, solo quedó ahí, porque las puerta apenas se abrieron con retraso y el concierto de los madrileños solo empezó 10 minutos más tarde de las 20:00, hora fijada para el comienzo.

MOTOCICLÓN

Varias veces han visitado nuestra tierra los Motociclón, pero nunca en un recinto tan grande ni ante tanta presencia de espectadores. La sala cogió color rápidamente y quien se apresuró pudo ver una actuación de un auténtico grupo de directo. Una banda salvaje arriba del escenario que responde a una actitud bestial. Discernir entre punk y heavy con ellos se hace harto complicado. Dada la garra con la que descargan los meteríamos en el primer caso, pero la calidad que exponen, la variedad de ritmos y la versatilidad de las canciones nos hacen verles como algo más. Muy propicios para un heavy metalero que eche de menos a bandas que ponen toda la carne en el asador en lugar de buscar florituras varias.

MOTOCICLÓN

Para comprobar lo variopinto de su propuesta el mejor exponente fue el del inicio “Poblao Calé On Fire”. Trash ya comenzó a ofrecer una amplia gama de recursos guitarreros. Este hombre es diestro en los solos y además dota a su grupo de un juego clave. Multiplica sus labores para que en ningún momento echemos en falta una segunda guitarra. No fue un concierto exento de problemas, ya que cuando el grupo iba entrando en calor se dejó de escuchar el micro de la voz principal, con lo que Robertez tuvo que cogerse el de su compañero Ramón, con el cual continuó la actuación. Esto partió en dos sus bien aprovechados 40 minutos sobre las tablas. En la primera parte estuvieron el agresivo “Los Listos”, el paródico “Soy Un Mutante Del Rock”, “El Pico” y el recadito de “Antifa De Pastel”, en el cual vino el susodicho problema con el micrófono. Aquí se abrió un tramo en el que el grupo se rehizo con “Crapulismo” y “Domingo Katacroker”, que hubieran quedado mucho mejor en condiciones normales.

MOTOCICLÓN

Con “Air Guitar”, para mí la mejor canción de su descarga, todo pareció comenzar a ir cuesta abajo para la banda. Cualquier nervio superado, los percances mandados a tomar por culo y el grupo haciendo reaccionar a la gente con un tema que se presta como pocos para ello. Consiguieron una respuesta que denotaba el agrado que estaban produciendo. Tal vez hayan hecho una base de seguidores por aquí, pero la reacción de la gente en general fue para tener en cuenta con otro tema de apología rockera. Tras “Route 130”, uno de los que no pasan desapercibidos por su letra es “Onanismo Obligatorio”, con explicación incluida de Robertez sobre lo que hacemos los tíos cuando llegamos un sábado a la noche a casa y no nos hemos comido un rosco, y con representación sirviéndose de una botella de agua para regar a las primeras filas. “Warriors” fue dedicado a los warriors vascos y redondearon la traca de rock lleno de mala baba pero también de una calidad no exenta de macarrería con “Bocachanclas”, en la que Robertez por poco se come una de las pantallas, la cual agarró y zarandeó. Tengo la sensación de que no llegaron a encontrarse en su salsa actuando ante un público que no era exclusivamente suyo, pero estos cuatro tipos de barrio ofrecieron un despliegue de rock como pocos saben hacer en estos tiempos de acomodamiento.

MOTOCICLÓN

Pisando fuerte han irrumpido con sus dos primeras obras estos australianos que nos van a ocupar las siguientes líneas. Su marca de casa les ha hecho explotar desde sus inicios. De ser la sorpresa en un BBK Live hace pocos años han pasado a ser un grupo capaz de llenar recintos por sí solo. Por qué no reconocer que la AC/DC-manía les ha venido de perlas, ya que sigo sin ver en Airbourne una alternativa real a las grandes bandas clásicas. Nos han dejado dos discos de un fresco rock, pero no pienso que sean trabajos con condiciones para perdurar a lo largo del tiempo. Pero también reconozco que no es una banda más, cosa que demuestran rápido cuando salen a las tablas.

AIRBOURNE

Es una banda capaz de comenzar el concierto con tal intensidad que pareciera que ya llevan dos horas descargando. No solo porque Joel O’Keeffe ya aparezca sin camiseta desde el principio, sino porque desde los primeros compases de “Raise The Flag” ya estaba sudando en una noche heladora en la calle. Aquí no hay precalentamiento, entran a saco para no bajar el ritmo. Se trata de 13 temas de incandescencia constante, sin que en ningún momento se enfríen los ánimos. El acelerador pisado a fondo con “Hellfire” y el grupo lanzado a un vertiginoso ritmo sin miedo al dolor. Por eso Joel escacha como nadie latas de cerveza en su cabeza en el inicio de “Chewin´The Fat”. También tuvo el gesto de regalar una cuantas latas a las primeras filas. Tuvo problemas con la guitarra al final del tema que subsanó arengando a las masas para iniciar de forma más cruda” “Blondie, Bad And Beautiful”, sin un mínimo espacio para relajar los ánimos a pesar de todo.

AIRBOURNE

La respuesta del público era espectacular, reservada a héroes, cuando todavía quedaba mucha tela que cortar. El frontman es imprevisible y ya sabemos que no puede pasar todo el concierto en el escenario y mucho menos con los pies pisando tierra firme. En “Girls In Black” salió a hombros de uno de sus pipas para darse una vuelta tocando su guitarra sobre las cabezas del respetable. Vuelto al escenario y acabado el tema “Bottom Of The Well” lo inicia él mismo con un pequeño solo. Aquí nos deja otra de las curiosidades del concierto cuando enciende un mechero provocando el mismo gesto entre buen número de seguidores. Una estampa que nos recordaba a los 80 y que hoy es difícil de ver, menos cuando el tema no es una balada precisamente, que estos de temas lentos no entienden, vienen a rockear y a sacudir sus cabezas y las nuestras.

AIRBOURNE
AIRBOURNE

Pero para imágenes memorables las que nos dejó “Cheap Wine & Cheaper Women”, que ofreció brazos en alto en torno a los músicos y poses de estos de lo más clásicas. Aquí produjo el vocalista el combate de voces entre un costado y otro del público y fue un tema realmente memorable esta noche, algo por lo que terminó brindando con una botella de vino. Este le da a esto, a la cerveza y al whisky por igual. Pero sobre todo no deja de hacer sonar su guitarra mientras que se muestra como el protagonista central de este espectáculo. En “Born To Kill” de nuevo sube a hombros del pipa provocando que también muchos seguidores respondan de idéntica manera una vez más. Tiene el influjo que hace responder a todos y para ello se deja la piel en una descarga de energía que les distingue del resto.

AIRBOURNE

Decía antes que a sus discos les puede faltar el espíritu de perdurabilidad que hace clásicas a las canciones. Pues probablemente sea “No Way But The Hard Way” la que más papeletas tenga para convertirse en uno de esos temas inmortales. Su estribillo es de los más especiales y la respuesta del público con él fue más que significativa; si bien el ambiente fue álgido constantemente. “Too Much, Too Young, Too Fast” continuó la juerga antes de poner un punto y seguido previo a la recta final. Fue con “Running Wild” en la que el más inquieto de los hermanos O´Keeffe (el otro está sacudiendo la batería) vuelve a alejar las miradas del escenario yéndose hasta la barra del bar, donde sube a hacer su solo de guitarra. Terminaron con “Stand Up For Rock ´N´ Roll” este atracón de rock.

AIRBOURNE

Airbourne demostraron una vez más ser una banda capaz de ofrecer un directo que pone cualquier lugar patas arriba. Siempre pendientes de lo que pueda ofrecer su menudo líder acompañado por la base potente, dura y compacta de sus compañeros, haciendo de los conciertos algo sorpresivo, imprevisible y visceral. No hay descanso cuando esta gente empieza a hacer ruido con su clásico rock. Su energía parece inagotable a tenor de la imagen del grupo nada más salir a las tablas y poco antes de despedirse. No hay apenas diferencia entre una y otra, comienzan, continúan y terminan a tope.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)