MTR74655_LTD_NS-Vortex_digipack.inddNEAL SCHON

(Vortex)

8´5/10

 

 

 

La historia de Neal Schon se encumbra junto con el nombre de Journey, pero no es esto lo único que este excelente guitarrista ha realizado a lo largo de su carrera. Comenzó allá por los primeros setenta a lo grande, con el mismísimo Carlos Santana, aportando su emergente talento en “Santana III”. No tardaría mucho en crear Journey, con los cuales definitivamente desatapó el tarro de las esencias, haciendo de este uno de los nombres de obligado conocimiento para todos los amantes del rock melódico, pero es que su carrera en solitario tiene también muchos otros aspectos interesantes. En los últimos años viene demostrando su capacidad para no quedarse en los terrenos de la guitarra del hard rock más clásico, aportando dosis de riesgo en sus trabajos, de evolución y no haciendo discos de lo más estandarizados en estas lides instrumentales. Ello conlleva trabajos como este “Vortex”, que podrá resultar pesado para todo aquel que simplemente busque canciones, ya que se sale de las estructuras más accesibles el guitarrista americano, pero sin embrago para todo degustador de la guitarra de altos vuelos será una delicia.

Son 18 canciones, 9 en cada disco, las que componen este disco registrado en los Berkeley´s Fantasy Studios, donde ya grabara con Journey. Él mismo afirma sentirse como en casa lejos de casa en ese lugar donde ha tenido el reposo y la calma suficiente como para crear un trabajo para degustar con calma, sin apresuramientos y lejos de cualquier convencionalismo. No es que vayamos a encontrar a un guitarrista reinventándose en exceso, pero sí experimentando con tesituras muy diferentes, algunas alejadas de lo más esperado y, cuando menos, haciendo un trabajo ecléctico que da sentido a su extensa duración.

El primer redondo tiene temas menos extensos que el segundo, pero no por ello se aceleran los ritmos en exceso. De hecho, temas como “Miles Beyond” o “Awakening” van destinados a oyentes maduros, con el oído hecho a los guitarristas de talento con aportes de detalles en cada uno de los rincones de estas composiciones, “Cuban Fly Zone” es de los más movidos, con algunas tesituras que demuestran que Schon no se ha quedado al margen de sonoridades más modernas, pero con ese feeling de un clásico capaz de dar rienda suelta hasta el límite de sus seis cuerdas.

Si hablamos de variedad, se agradecen las incursiones de guitarra española en “El Matador”. Porque si bien esto no tiene letra, cada tema evoca lo que el guitarrista quiere. Porque su voz es la guitarra y con ella puede alcanzar sensaciones imposibles con las palabras. Por ejemplo, si te quieres sentir como en una nube nada mejor que escuchar “In A Cloud”. Y es que si hay una cualidad con la que definiría esta obra es evocadora. De hecho, sentimiento puro son los dos temas dedicados a su mujer “Lady M (Our Love Remains)” y “Triumph Of Love”. Y si nos quedamos simplemente con uno de los interludios del segundo disco, el simple acústico dedicado a su madre “Mom” esconde todo el significado pretendido por el artista. Expresividad absoluta.

El segundo redondo resulta progresivo, siendo general la larga duración de sus temas, como en el primero “Tortured Souls” con ciertos arreglos sinfónicos, que deja el terreno sembrado para todo lo que viene, con pequeñas piezas a modo de pinceladas que siguen demostrando lo que unas notas musicales pueden llegar a expresar, como en el caso de “Unspoken Faith”, pero sobre todo con temas de virtuosismo tan grande como “Schon & Hammer Now”, que se trata de una jam del guitarrista junto a Jan Hammer (Mahavishnu Orchestra) o un cambiante y elaborado “Talk To Me”. El propio “NS Vortex” es un tema muy trabajado, que se eleva desde tesituras muy ambientales, algo con lo que también cuenta esta obra, esa capacidad de dibujar paisajes en tu mente, de hacerte volar la imaginación. Porque es una obra muy adecuada para escapar a otro mundo, que se termina con una bella despedida, nuevamente en forma de pieza más corta y sutil, con la acústica mezclada con algunos arreglos orquestales como es “White Light”. Sin duda es un trabajo denso, pero que no nos sumerge en ningún tipo de oscuridad, sino en una luminosidad que encenderá nuestro interior.

Recalco que no es un disco fácil, que se aleja mucho de lo más coreable o accesible, pero tampoco creo que sea necesario ser un músico para degustarlo. Simplemente hay que ser amante de todo lo que puede producir la música en un sentido amplio y más en concreto la guitarra, instrumento con el que Neil Schon habla y emociona, teniendo algo nuevo que transmitirnos, sin resultar reiterativo tras más de 40 años de carrera. Un lujo para llevarse a los oídos.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN AIDCIONAL:

Sello: Top Artist Promotion (www.topartistpromotion.com)

Fecha de salida: 22 de junio de 2015