W.A.S.P. + RAINTIME

05 – 11 – 10

Villava (Totem)

W.A.S.P.

Decepcionante fue llegar a la sala y enterarnos de que Shadowside habían quedado colgados en el camino entre Francia y Pamplona, sin posibilidad de llegar a la cita. El cartel venía muy completo añadiendo a los consagrados W.A.S.P. la savia nueva de una banda de heavy metal puro con chica al frente que está dando mucho que hablar en su Brasil natal. En cualquier caso, la gente había pagado por ver a la banda principal de la noche y ni un solo lamento pudimos escuchar al respecto de esta caída de cartel. Algo más de sopor pudimos ver en la cara de alguno con el grupo que sí nos visitó acompañando a Blackie Lawless y sus huestes. Los italianos Raintime salieron a escena pasadas las 21:45 con una concurrencia que mostró poco interés por verles. El recinto terminaría por rozar el lleno y a esas horas apenas un centenar de personas se encontraban dentro para conocer nuevas propuestas. Aunque de nuevo tampoco tiene mucho lo que Raintime practica: un power melódico aderezado con guiños progresivos y ciertos detalles actuales, sobre todo a cargo de los teclados disparados en vivo. Me parece una propuesta del todo válida, pero hoy en día tienes que tener algo que te distinga para destacar y estos todavía no lo han encontrado. El nivel de exigencia entre el entendido público del metal está muy alto merced a las interesantes bandas que uno conoce casi a diario sin que estas lleguen a destacar entre un número suficientemente amplio de personas.

RAINTIME
RAINTIME

Raintime son de los que, mostrando calidad y pulcritud en lo que hacen, necesitan ese toque personal que les haga brillar con luz propia. Sin pena ni gloria pasaron por la sala Totem entre una parroquia que se iba congregando poco a poco frente al escenario a medida que avanzaba su concierto. Se esforzaron por encontrar la respuesta y el calor de la gente, que sin ser excesivamente generosa, sí que terminó sacando cuernos y levantando el puño ante temas como “I Want To Remember” o “One Day”. Convirtieron al metal el “Beat It” de Michael Jackson de forma más que digna. Una de las mejores canciones del difunto Rey del Pop que el público presenció más con curiosidad que con ganas de recompensar el esfuerzo de la banda. Terminaron con “Matrioska” su actuación sin nada nuevo que ofrecer. Cuidadas melodías, suficiente técnica y elaboración, músicos de nivel, aunque para destacar a nivel internacional a día de hoy cabe pedir algo más. Percibí también algo de cansancio en sus rostros, supongo que resultado de la gira.

RAINTIME
RAINTIME

A los que no se les acaba el fuelle son Blackie Lawless y sus W.A.S.P. Los angelinos nos visitan constantemente tanto en festivales como en giras propias y no pierden ni un ápice de su poder de convocatoria. Una banda grande que no ha perdido el aroma a esos clubs donde comenzó a fraguar su relevante nombre, capaces por tanto de hacer arder un recinto reducido como la Totem y de enardecer los ánimos en los festivales al aire libre como pocos. Esta gente se desenvuelve en todos los terrenos. Por si fuera poco, lejos de vivir de rentas tienen un último trabajo de considerable calidad, ofreciendo sus nuevos temas en directo con tanto orgullo como sus clásicos. Poco más se le puede pedir a una banda con prácticamente 30 años a sus espaldas, 28 era el número que en concreto Blackie lucía a su espalda esta noche.

RAINTIME

Tal vez lo que muchos reprochen, no sin parte de razón, sea sus cortas actuaciones de un tiempo a esta parte. Ya sabíamos de antemano que por Europa en esta gira venían descargando únicamente 11 temas, cosa que también ocurrió en esta ocasión. Con ello apenas una hora pasadita de concierto es lo que tuvimos oportunidad de vivir. Pero también aquí tengo que decir que si sus minutos en escena son de esta visceralidad, de una intensidad que para sí quisieran muchas bandas actuales supuestamente más cañeras, éste que escribe no puede salir defraudado de uno de sus conciertos. Todo lo contrario, me rindo a los pies de una banda que a día de hoy, mientras se deja ver, no aparenta estar por debajo de lo que fueron en sus tiempos de más esplendor. Por bien que hayan sobrevivido, pocos pueden decir eso. No me hubiera importado tener más, pero con esto termine saciado y pensando repetir a toda costa en la próxima.

W.A.S.P.

El espectáculo del grupo sigue contando con pantallas; dos a ambos lados del escenario, proyectando imágenes desde sus video-clips hasta otro tipo de proyecciones. Especialmente impactante las imágenes de sangre y terror de “Crazy”, que pudieron provocar alguna pesadilla. La banda más sangrienta hoy solo lo es en esas recreaciones. Pero es que hasta en eso hay un argumento totalmente favorable para ellos. Mientras que otros sin toda su parafernalia y teatralidad perderían seguidores de un plumazo, W.A.S.P., centrados en el aspecto musical y alternando su forma de afrontar las actuaciones, siguen siendo unos colosos sobre las tablas con su sola presencia.

W.A.S.P.

La banda no da tregua desde el inicial “On Your Kness”. Salen a comerse las tablas con una energía explosiva. Los años pasan, la figura de Blackie es algo más oronda, pero sigue siendo ese grande de la historia que lo justifica en cada concierto. La gente responde más con temas clásicos como “L.O.V.E. Machine”, primer punto de verdadero entusiasmo de la noche, o con un “Wild Child” que fue un momento verdaderamente antológico. Pareciera que esta era la primera vez que el guitarra y vocalista interpretara este tema tan representativo para el grupo. Sus gestos nada disimulados son de una persona que está disfrutando con lo que hace, que disfruta obteniendo la respuesta del público y que es capaz de contagiarse hasta el extremo de las sensaciones que él mismo provoca en la concurrencia. Un auténtico animal del directo al que es imposible discutir viendo cómo se las sigue gastando. Entre medias hubo lugar para la incendiaria versión de The Who “The Real Me” y para presentar su último “Babylon” de manera convincente con el mencionado “Crazy”, con considerable respuesta del público a pesar de ser un reciente tema, con “Live To Die Another Day” y con “Babylon´s Burning”, emotivo tema que aúna la crudeza habitual de la banda y unos coros en los que hay que dar el mérito que tienen a Mike Duda y a Doug Blair. Los miembros que hoy en día integran la banda me parecen de verdadero nivel en todos los aspectos, por ejecución, por actitud y por imagen.

W.A.S.P.

Este último se lució a la guitarra en solitario, secundado con el ritmo de la batería, en el momento en que noté cómo se me erizaban los pelos. Fue en “The Idol”, un tema de por sí cargado de sentimiento, que contó con un final de largo solo de guitarra acompañado por las imágenes recreativas de aquella obra conceptual. El momento en que el solo se funde con la aparición en la pantalla de la portada de aquel álbum fue mágico. Y el solo continuó hasta terminar en una de las ovaciones de la noche pare Doug Blair. El primer conato de final llegaba con el hit más importante probablemente de la historia del grupo. Sin embargo, “I Wanna Be Somebody” no me pareció lo mejor de la descarga, aunque sí cantado hasta la extenuación. Hay que decir que un Blackie exultante en el aspecto vocal sufrió esta vez algo más para cantar a esa velocidad. Diría también que es un tema tocado casi por obligación, porque noto más sentimiento en otros momentos. Para mí el único pero de la actuación y, aun así, fue una fiesta total. Puede que como vocalista su garganta se resienta un poco más en esta tesitura y de ahí la petición por su parte de no fumar en este concierto, como pudimos leer en diferentes carteles colocados por la sala.

W.A.S.P.
W.A.S.P.

Regresaron con el contrapunto en forma de otro emotivo tema como es “Heaven´s Hung In Black”. Esta banda sabe ser salvaje, pero también utiliza esa crudeza para recrear el horror de una guerra civil como nadie. Imágenes impactantes una vez más y un creyente Lawless que termina rezando y haciendo la señal de la cruz. Pero el final llegaría cambiando por completo la cara, llevándonos hasta una juerga inmensa en Texas que después de tantos años aún nos deja una agradable resaca.

W.A.S.P.
W.A.S.P.

Se que sigue la diversidad de opiniones sobre la duración de los conciertos de la banda, pero un concierto que transcurre sin charlas, sin ningún tipo de ida de olla de un divo, con un nivel digno del mejor de los momentos del grupo puede cundir mucho. Blackie Lawless sigue poseyendo todo ese glamour de estrella, con todo lo positivo que ello conlleva cuando se muestra con ese descaro y seguridad, rodeado de una banda mucho más que cumplidora. Encajan todos perfectamente a su alrededor y dentro de un nombre que aún no ha terminado de escribir su leyenda. No tienes la sensación, como con otros grupos míticos, de estar viendo lo que queda de lo que fueron, por mucho que mantengan de aquello. Esto es lo que son en la actualidad tras tres décadas a sus espaldas, sin necesidad de imitarse a sí mismos, reconociendo y mostrando que el tiempo pasa y que las personas cambian entrando nuevas etapas que no tienen por qué desmerecer a las anteriores. Estos tipos lo mismo te representan musicalmente una obra conceptual que te llevan al desenfreno más macarra, cada uno que elija lo que prefiere. Pero hay una cosa que sí se mantiene fija… son un seguro encima de un escenario.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)