CRÓNICA: LETZ ZEP + JORDI SANDALINAS
LETZ ZEP + JORDI SANDALINAS
23 – 10 – 14
Bilbao (Kafe Atzokia)
Cierto es que no se encuentra mucho sentido a la proliferación de bandas tributo en los últimos años. ¿Será que ya no hay originalidad? ¿O simplemente es que es imposible superar el legado de los clásicos? El caso es que en la gran mayoría de las oportunidades el público parece valorar más a quienes hacen versiones de otros que a quien es capaz de crear algo suyo, precisamente para provocar en algún caso el punto de inflexión que los grandes nombres como el de Led Zeppelin supusieron en su día.
Lo cierto es que si bien quien suscribe no es demasiado partidario de este tipo de grupos hay excepciones. Y las excepciones son normalmente cuando el grupo homenajeado es imposible de ver en directo en la actualidad y cuando el acercamiento a la propuesta original es tan alto que puedes casi pensar en momentos que estás ante ellos mismos. Es evidente, por tanto, que el de Letz Zep sí me parece un caso en el cual merece mucho la pena ver al grupo en directo. El respeto de este grupo está ganado por meritos más que sobrados cada vez que pisan un escenario y nos hacen soñar con estar ante John Bonham, Jon Paul Jones, Jimmy Page y Robert Plant.
Con ellos venía Jordi Sandalinas. El guitarrista catalán sigue en solitario tan solo acompañado de una guitarra acústica. Sinceramente, nos gustaría que lo que hizo en “Insight”, disco acústico que se tomó como una obra de rarezas, solamente suponga un punto y aparte en su carrera y que pronto volvamos a tenerle en eléctrico con una banda. Y no es que no me guste esta faceta, pero con el tiempo parece que falta algo.
Apenas sí estuvo media hora sobre las tablas agradando al público, con ovaciones muy agradecidas por su parte tras algunas de sus mejores piezas como “Battlefield Blues” o “Living On The Edge”. Me dio la sensación de que las interpretó algo aceleradas. Tal vez la premura de tiempo le llevó a ello. Esperemos que sigamos teniendo noticias de un músico que hace unos años despuntaba a nivel internacional con su trabajo, contando con vocalistas de la categoría de Apllo Papathanasio o Rick Altzi. Si no vuelven aquellos tiempos nos conformaremos con verle en solitario en este formato, pero se echa de menos una banda a su alrededor.
Letz Zep salían un poco pasadas las 10 de la noche a escena y sobre las 00:30 de la madrugada de este jueves se irían de allí como auténticos héroes. El público se rinde a sus pies, no solo por mantener viva la esencia de un grupo como Led Zeppelin, sino porque la calidad que desprenden es tal que reflejan a la perfección la deslumbrante maravilla poseída por la obra de los Zep. Os aseguro que no exagero. Una cosa está clara. Si no puedes tener a Led Zeppelin delante, esto es lo máximo que nos vamos poder acercar a ello. Algo reconocido incluso por los propios músicos de la mítica formación.
No es de extrañar cuando tienes la oportunidad de disfrutar de uno de sus conciertos. Los gestos son muy estudiados por parte de los miembros de la banda, capitaneada de manera magistral por un vocalista de la categoría de Billy Kulke. Le considero mucho más que un imitador. Cierto que nunca he escuchado de su voz una interpretación de un tema propio, pero los registros que saca son como para considerarle un vocalista difícilmente igualable, como lo fue y sigue siendo Robert Plant. Kulke se mete en ese papel como si hubiera sido predestinado para ello por alguna razón divina. Juega con sus gestos para acercarse a las interpretaciones del Plant más clásico, el cual en alguna ocasión declaró haberse visto a sí mismo en el escenario.
Los cambios de formación tampoco parecen afectar demasiado a la banda. Hay que destacar el papel de Simon Jeffrey en la batería y de Shaun Herd al teclado y bajo. Mucha calidad en ambos para dotar a la banda de la magia necesaria y que no solo parte de la figura de su cantante. Capítulo aparte para un joven Andy Gray a la guitarra. Con la indumentaria lo más parecida posible a la que en su día lucía Jimmy Page, este se convirtió en un doble musical que captó él también el tacto de Page de una asombrosa manera. Ya nos imaginábamos un “Starway To Heaven” interpretado en la actualidad como un extracto del tiempo pasado traído a la actualidad y no nos equivocamos.
Así da gusto disfrutar de un concierto que, ni de lejos, es la verbena en la que las bandas tributo suelen convertir sus conciertos. Esto es un homenaje a Led Zeppelin que recrea con una fidelidad lo más cercana posible a los originales lo que los Zep fueron en su día. Para muestra solo hay que escuchar como sonó “Good Times Bad Times” de inicio, como cautivó “Since I´ve Been Loving You” o como emocionó “Baby I´m Gonna Lieve You”, con una guitarra y una voz a un nivel de ver para creer.
La interpretación de “Dazed & Confused” fue otro momento memorable, con imitación incluso del solo de guitarra en plan chelista por parte de “Andy Fray”. Los teclados de “No Quarter” nos envolvieron con la magia requerida hasta por el más exigente fan de Led Zeppelin. Y qué vamos a decir de “Thank You” o “Kashmir”.
“Moby Dick” contó con el consabido solo de batería, dejando para el final piezas muy esperadas, si bien con este nivel yo creo que se pueden permitir tocar cualquier tema de la admirada y recordada banda sabiendo que aquello va a funcionar. Pero evidentemente no podían faltar “Black Dog”, “Who Lotta Love” el ansiado “Rock & Roll” e “Inmgrant Song”.
Es imposible ponerle alguna pega a lo que ofrecieron en un concierto donde la fluidez y el nivel musical estuvieron a la altura de unas eminencias como los mismísimos Led Zeppelin. Una vez más, hay que decir en su caso, pero si cabe diría que cada vez más cerca de ellos. Y parecía imposible.
Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamirdanegra.es)
