CRÓNICA: VOLBEAT + ICED EARTH
VOLBEAT + ICED EARTH
21 – 10 – 13
Bilbao (Sala Santana 27)
Ni que fuera lunes noche, ni que coincidiera partido del Athletic con el concierto hizo que esta visita de Volbeat dejara de ser exitosa en Bilbao. El público del rock ha sabido ver en ellos un interesante grupo capaz de gustar por igual a rockeros y metaleros. De hecho, el público era un compendio de ambas tendencias. Mientras que otros grupos que están a medio camino terminan por ser incomprendidos parece que en el caso de los daneses ocurre lo contrario. Esa capacidad para aunar caña con comercialidad en estribillos coreables y ese tono que va desde el Thrash al Rock & Roll uniéndolos en un sonido propio y a día de hoy identificativo ha cautivado a mucha gente.
Claro que el público más netamente heavy también tenía un atractivo importante en la presencia de Iced Earth en el cartel. Hubo quien de hecho priorizó esa actuación, si bien claramente había una avidez mayor por ver al grupo principal de la noche. Sin embargo, la trayectoria de Iced Earth es con diferencia mucho más larga que la de Volbeat. Se ajustaron a un repertorio de 11 temas con los que nos pudimos dar por satisfechos, ya que no todos los grupos teloneros pueden contar con ese tiempo. Por supuesto que Jon Schaffer y sus chicos se lo merecen, ya que no hablamos de un invitado a descubrir, sino de una banda de tal prestigio que quien pagara una entrada por verles a ellos merecía un premio mayor que el de esa pírrica media hora habitual en otros casos.
Hicieron especial hincapié en la época más reciente y en la más clásica de la banda, dejando de lado los trabajos editados a principios del presente siglo. Entraron sorprendiendo con un “Plagues Of Babylon”, homónimo del nuevo disco que se editará en enero de 2014 y del que además de este nos anticiparon “If I Could See You”. Este un tema más relajado, mientras el primero fue un torrente en el que la fortaleza de la banda se muestra imponente, como un Stu Block que comenzó el concierto presumiendo de agudos. Cuando entró en el grupo se buscó una voz que fuera capaz de llegar a los agudos de Ripper y a los graves de Matt Barlow, y desde luego cumple con esa bipolaridad de excelente manera. Eso sí, terminó algo más apagado el concierto de lo que empezó.
La banda dio un buen recital para todos sus seguidores. Evidentemente tienen temas en su carrera para hacerse corta una hora sobre las tablas, pero se aprovecharon clásicos como “Pure Evil” o “Dark Saga”, mientras que del reciente “Dystopia” se quedaron con el que dio nombre a la obra y “Bouling Point”.
El siempre serio Jon Schaffer traslucía un gesto de rabia en su cara en cada uno de sus riffs. No será el hombre que más se mueva en el escenario, pero sí que transmitió fuerza en su ejecución de los temas. Especial mención para su trabajo del 98 “Something Wicked This Way Comes”, que fue pilar en el repertorio con “My Own Saviour”, “Burning Times” y “Watching Over Me”. “Iced Earh” nos llevó a los comienzos de la carrera de esta tremenda banda norteamericana para cerrar su tiempo sobre las tablas con una demostración poderosa de lo que ha sido su carrera. Son suficientemente grandes como para ser cabeza de cartel, aunque a día de hoy en nuestra zona tal vez en solitario no pudieran llegar al número de gente que tenían delante del escenario. Los que querían puro metal lo aprovecharon con más intensidad, mientras que otra parte del público esperaba la presencia de los siguientes.
Volbeat se comieron el escenario. El estar consiguiendo subir como la espuma no está haciendo que la banda se relaje en sus actuaciones. Todo lo contrario, se dejan la piel, siempre con un amago de sonrisa en la boca como mínimo, y con una movilidad en escena que promueve el contagio de sus himnos, que sin remisión se hacen rápidamente con el control de mente y cuerpo de los presentes.
Con “Halleluja Goat” nos dan la bienvenida, pero la reacción con el siguiente “Guitar Gangster & Cadillac Blood” hace estallar de manera más notable a la concurrencia. Michael Poulsen se muestra con un potencial vocal enorme. No será el gran vocalista ortodoxo, pero explota sus facultades al máximo con esa profunda garganta que esgrime. Se coloca indistintamente en cualquiera de los tres micros del frente del escenario, con lo que la peña de los lados también puede verle de cerca cantando estos temas. Su compañero Anders Kjølholm no deja de sonreír, de gesticular y de interactuar con las primeras filas, con lanzamiento constate de púas. El exAnthrax recientemente incorporado a la banda Rob Caggiano pareciera que llevara eternamente con sus compañeros. Encaja a la perfección en la banda y es un lujo verle tocar. Temas que en muchos casos pueden parecer simples están llenos de detalles que parten de su guitarra, tocada con una fluidez magistral.
“Radio Girl” nos hacía preguntarnos cuando llegarían los temas nuevos, ya que estaban presentando su nuevo “Outlaw Gentlemen & Shady Ladies”. En cuarto lugar apareció por fin un integrante de este nuevo disco como fue “The Nameless One”. Con homenaje a Johnny Cash con acústica en mano de Michael Poulsen comenzó “Sad Man´s Tongue”, a la que el público respondió con regocijo. El melódico y asequible “Lola Montez” aún metió más al personal en la onda de un grupo hecho para hacer disfrutar en un concierto que a partes iguales es fiesta y buena calidad musical.
A muchos se les puede hacer reiterativo tanto tarareo de los temas, que buscan la entonación fácil en la gente, pero no es menos cierto que musicalmente es un grupo de lo más llamativo por algo más que unos temas fáciles de escuchar. Lo demuestran en momentos “Heaven Nor Hell”. Pero no pretenden ir de virtuosos, solo quieren que cada segundo la gente se lo pase bien y que quien pueda capte otro tipo de detalles que su musca esconde. Con “16 Dollars” piden que las chicas suban a hombros de sus chicos. Está claro que buscan montarla parda, mientras la sonrisa se hacía más notable en los rostros de los simpáticos músicos de Volbeat.
Eso sí, por si os quedan dudas, no veáis la tralla que posee “Dead But Rising” con un arranque thrash demoledor. Todo lo contrario que “Fallen”, esta netamente melódica. Son mil caras de una sola manera de entender la música, la que hace que Volbeat hayan logrado su estilo. Eso es lo que les da esa particularidad que cuando termina por gustar al público puede hacer grande a una banda. En este caso ha ocurrido.
No reniegan de sus influencias, que van desde el rock más clásico al metal más duro. El guiño a “The Aces Of Spades” como una pequeña broma da paso al cañero “The Mirror And The Ripper”, dejando una nueva presentación de un tema nuevo con “Cape Of Our Hero”. La acústica aparece antes de “Maybellene I Hofteholder”, para luego dejar que las melodías del estribillo embauquen al personal. “The Hangman´s Body Count” y “Still Counting” fueron dos espaldarazos antes de marcharse a camerinos.
Pero no era la despedida, “Doc Hollyday” retomó un pulso que en el respetable no se había perdido. Estos temas seguían latiendo entre los asistentes. La versión de Dusty Springfield de “I Only Want To Be With You” mantuvo al personal bajo ese influjo que ya nos llevaba siempre al terreno que quería Volbeat. Pero todo tiene que acabar, incluso los efectos de un hechizo que sembró su influjo sobre cientos de personas reaccionando de idéntica manera ante las canciones de Volbeat. Ese final llegó con el loco “Pool Of Booze, Booze, Booza”, un tema de su debut de 2005 “The Strength / The Sound / The Songs”, clara muestra de ese especial metal rockeado, o rock metalizado, no sé qué poner delante.
El caso es que desde que debutaran en 2005 Volbeat han crecido en popularidad muchísimo, algo que no se debe exclusivamente a sus buenos discos en los que han fraguado un estilo propio, sino a directos que acrecientan la vena más amena del grupo dejándote con ganas de repetir en la próxima. ¿Quién se cansa de divertirse?
Texto: Antonio Refoyo (antonio@lamiradanegra.es)
