CRÓNICA: THE MUGGS + ARENNA

THE MUGGS + ARENNA

17 – 05 – 12

Bilbao (Azkena)

Algunos conciertos, sin que a priori sean de los que marcas en el calendario como ineludibles citas desde meses atrás, terminan convirtiéndose en uno de los mejores momentos de música en directo de toda la temporada. Ya desde que tuve la oportunidad de ver uno de los videos de The Muggs a través de Internet tuve esa premonición con este concierto. Una banda llegada desde Detroit que apenas ha tenido repercusión a nivel internacional, pero que sorprenden como músicos de una talla insuperable. Escuchando lo que ofrecían en su tercera obra, “Born Ugly”, aún me reafirmaba más en mi apreciación. Esperaba algo grande de esta noche de jueves. Y es que además, para mayor sorpresa y aumento de interés en el bolo, Arenna se anunciaban como teloneros. Solo debéis buscar en esta misma web la crítica de su trabajo “Beats Of Olarizu” para comprobar lo que previamente a esta cita pensábamos de los gasteiztarras.

A última hora del día anterior, sin apenas 24 horas de tiempo para avisar al personal, se anunció el cambo de sala, pasando el concierto del Crazy Horse a la sala Azkena. Con la tirada que hay andando de un sito a otro no me extrañaría que muchos que no se enteraran de tal hecho decidieran irse directamente a casa una vez llegados al lugar y ver que allí no había concierto esa noche. Pudimos ver a alguno que con la lengua fuera llegaba apresurado precisamente tras encontrarse con la noticia en la misma puerta de la sala donde en principio se había anunciado el concierto.

Por fortuna el ambiente fue lo suficientemente bueno y hubo un número de personas que en los tiempos que corren puede ser ya considerado como aceptable, pese a los percances mencionados. Lo que estuvo por encima de aceptable fueron las actuaciones de las bandas. En ambos casos son propuestas que pasan de lo comercial. En concreto Arenna ofrecen un rock sin etiquetas, denso y oscuro, con infinidad de detalles y espacio para mucho desarrollo instrumental. La sombra de Black Sabbath esta ahí, pero hay bastante más que eso. Igualmente el stoner es una parte de su música, pero dejarlo ahí no haría justicia a una propuesta que simplemente es un universo paralelo creado en base a canciones que penetran en el alma del que se abre a escuchar.

Pensé que se les haría corta su actuación como simple apertura para otros, pero aprovecharon el tiempo destilando toda la fragancia de temas tan extensos como “Eclipse”, pieza central de la descarga, “Morning Light” o “The Strangest Of Lives”; y a la vez supieron imprimir la intensidad que nos atrapara, en base a una música en constante ebullición, que no por introducirnos en oscuras profundidades dejó de tener su gancho. 45 minutos donde supieron demostrar todo el potencial y capacidad de una forma de hacer rock que no tiene por qué estar perdida en los 70. Sus bajones y subidones emocionales siguen siendo efectivos para el que guste de escuchar canciones enormes en todos los sentidos, no para la inmediatez de una escucha rápida y sí para engancharnos a un mundo subterráneo donde la música nos guía por insospechados pasadizos. Pese a que el personal desconociera en gran medida a la banda y a esta le costara arrancar una respuesta, su actuación cuajó sobre todos nosotros.

The Muggs, o la banda más fea del mundo según ellos mismos, no se hicieron demasiado de rogar para salir a escena con su rock atemporal. Pienso que en su música hay de todo. Esa tendencia blues tiene influencias que me hacen ver en las partes más oscuras sombras de bandas que en principio marcan dos vías dispares, como Black Sabbath y Led Zeppelin. Pero más allá, encontramos una raíz tan clásica que se puede ejemplificar en las versiones de Muddy Waters o Rory Gallagher que la banda se marcó. En concreto los temas de este último fueron recibidos con regocijo por una parte de los asistentes. Como en el caso del final “Used To Be”. A esos fanáticos del genial guitarrista ofreció un guiño un no menos sensacional Danny Mathric.

Aunque el grupo vino a presentarnos su nuevo “Born Ugly”, su concierto fue mucho más allá de esos nuevos temas, entre los que el homónimo y “6 To Midnight” fueron de las mejores referencias. Pero ante todo tuvimos un concierto donde se desbordó el límite que la buena música nunca debe tener. La banda se explayó a su gusto con una libertad total para la guitarra de Danny Methric, hombre que debería estar mejor considerado entre los hachas de este estilo de música. Sin técnicas modernas que valgan, es capaz de ofrecer una versatilidad y una variedad de sonidos impresionante, con gran velocidad en sus dedos, cosiéndonos a solos como un gran maestro del blues. No solo aporta eso, ya que se le ve en el escenario siempre activo, llenándolo.

Sus dos compañeros no por permanecer estáticos se quedan a la zaga. Por un lado lo de Todd Glass a la batería también es de nota alta. Rápido y potente a la vez, el batería se solapó a las estructuras improvisadas que le lanzaba su compañero a la guitarra. Y Toni DeNardo subraya con su especial teclado, que emula el sonido del bajo, todos los perfiles de los temas. Dado un problema de salud perdió la movilidad de parte de su cuerpo, por lo que ha amoldado su forma de tocar a ese especial teclado.

Entre temas propios, versiones, improvisaciones y algún guiño a temas clásicos que estos músicos siempre ofrecen, la actuación se nos pasó en un suspiro, dejándonos boquiabiertos ante el derroche musical de una banda que debiera tener más notoriedad entre la gente del rock en la actualidad. Es un trío único que aparte de canciones y un sonido personal es capaz de asombrarnos con su virtuosismo.

Terminando el concierto a una hora propia del cierre de las salas, en torno a las 0:00, las ganas pudieron con los músicos, que antes de permitir que se encendieran las luces ofrecieron un tema más, rematando una descarga descomunal de blues incandescente, cuyo calor nos llevamos metido en el cuerpo al salir de allí.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)